sábado, 5 de agosto de 2023

VIDA Y MUERTE DE KRISHNAMURTI - ESCRITO POR MARY LUTYENS - 17-

 17 

«La mente vacía» 

En 1974, K me había pedido que escribiera un segundo volumen de su biografía. 

Yo deseaba hacerlo, pero vacilé por mucho tiempo antes de comenzarlo, porque sabía que me resultaría mucho más difícil escribirlo que el primer volumen, el cual tenía una historia cautivadora (si bien a veces fantástica) para contar. 

En los últimos cuarenta años no le habían sucedido muchas cosas a K exteriormente, aunque hubiera vivido una emocionante vida interior. 

No fue sino después de cinco años que me sentí preparada para encarar el libro, y uno de los primeros pasos fue hacer otro intento para develar el misterio de quién y qué era Krishnamurti. 

Leer el Diario no había ayudado a aclarar mi desconcierto. 

Por lo tanto, cuando K vino a Brockwood en 1979, fui allá a verle y tuve con él dos largas conversaciones. 

Mary Zimbalist, que estuvo presente, tomó notas. 

Yo no tomé notas esa vez y no me gustaba la idea de usar un grabador que podía inhibir la espontaneidad. 

La primera conversación tuvo lugar una mañana en el gran dormitorio que da al sur sobre los prados y los campos que se extienden más allá, mientras él estaba sentado en la cama con la espalda recta y las piernas cruzadas, vestido con su bata de baño color azul pálido. 

Se sentía en la habitación un tenue perfume a sándalo, perfume que yo siempre relacioné con él. 

Incluso el papel en que escribía olía a sándalo. 

Esa mañana K estaba muy alerta y parecía ansioso por hacer algún nuevo descubrimiento. 

Empecé por preguntarle si podía explicar qué le había hecho ser lo que era. 

Respondió a esto preguntándome qué explicación pensaba yo que podía haber. 

La explicación más plausible, dije, era desde luego la teoría de Besant-Leadbeater acerca del señor Maitreya ocupando un cuerpo especialmente preparado para ello; del ego que había evolucionado a través de una serié de encarnaciones hasta que nació en un cuerpo de brahmín, cuerpo que era más puro que cualquier otro por no haber probado carne ni alcohol durante incontables generaciones. 

Esta explicación podía también dar razón del «proceso»: el cuerpo, al haber sido «afinado», por así decirlo, se volvió más y más sensible para acomodar a su divino ocupante y así, finalmente, combinó la conciencia del Señor Maitreya con la de Krishnamurti. 

En otras palabras, todo lo que habían predicho Mrs. Besant y Leadbeater había terminado por suceder.

K estuvo de acuerdo en que esta teoría era la más verosímil, pero dijo que él no creía que fuera así. 

Otra posible explicación que sugerí, era que había un inmenso depósito de bondad en el mundo, el cual podía ser utilizado y había sido utilizado por muchos grandes artistas, genios y santos. 

K descartó esto inmediatamente. 

La única otra teoría que pude sugerir era que Krishnamurti mismo había evolucionado a través de muchas vidas hasta convertirse en lo que era, aunque yo misma encontraba esto difícil de aceptar, porque el muchacho Krishnamurti que yo había conocido era completamente vacuo, infantil, casi retardado y no se interesaba realmente en nada excepto el golf y las motocicletas. 

Yo no podía concebir cómo este ser podía alguna vez haber desarrollado el cerebro apto para exponer la sutil enseñanza de Krishnamurti. 

Ahora cito de las notas tomadas por Mary Zimbalist: ML: Las enseñanzas no son sencillas. ¿Cómo es que surgieron en ese niño vacío? 

K: Usted admite un misterio. 

El niño era afectuoso, vacío, aficionado a los juegos atléticos, no era intelectual. 

Lo importante en esto es la mente vacía. 

¿Cómo pudo esa mente vacía llegar a esto? ¿Era la vacuidad necesaria para que esto se manifestara?

 Esta cosa que se manifiesta, ¿emana de una fuente universal, tal como el genio surge de ella en otros campos? 

El espíritu religioso nada tiene que ver con el genio. ¿Cómo es que la mente vacía no se llenó con la teosofía, etcétera? 

¿Fue la mente vacía destinada a la manifestación? 

El niño tiene que haber sido extraño desde el principio. 

¿Qué lo hizo de ese modo? 

¿El cuerpo fue preparado a través de muchas vidas o esta fuerza tomó el cuerpo vacío? 

¿Por qué no se convirtió él en una abominación con todas esas adulaciones? 

¿Por qué no se volvió cínico, desagradable? 

¿Qué lo protegió de eso? 

Esta vacuidad estaba protegida. 

¿Qué la protegía? 

ML: Eso es lo que estamos tratando de descubrir. 

K: Durante toda su vida estuvo cuidado, protegido. 

Cuando viajo en avión sé que nada va a suceder. 

Pero no hago nada que pudiera representar un peligro. 

Me hubiera gustado elevarme en un planeador [le habían ofrecido la oportunidad en Gstaad] pero sentí que no debía hacerlo. 

Siempre he sentido que me protegen. 

¿O la impresión de que me protegen surge porque Amma [Mrs. Besant] siempre veía que me cuidaban, veía siempre que había dos iniciados protegiéndome? 

No creo que se deba a eso. 

ML: No, porque la otra cosa, «el proceso», llegó por primera vez cuando usted estaba lejos de todos ellos, completamente solo en Ojai con Nitya. 

K: Sí, el vacío nunca me ha abandonado. 

Estando en el consultorio del dentista por cuatro horas, ni un solo pensamiento acudió a mi cabeza. 

Sólo cuando hablo o escribo, «esto» entra en juego. 

Estoy asombrado. 

El vacío continúa aún ahí. 

¡Desde aquella edad hasta ahora -ochenta años o algo así- conservar una mente vacía! 

¿Qué es lo que hace que eso ocurra? 

Usted puede sentirlo en la habitación ahora mismo. 

Está sucediendo en esta habitación ahora porque estamos tocando algo muy, muy serio y eso llega derramándose en abundancia. 

La mente de este hombre está constantemente vacía, desde la infancia hasta hoy. 

No quiero hacer de eso un misterio: ¿por qué no puede ocurrirle a todos? 

ML: Cuando usted ofrece las pláticas, ¿está vacía su mente? 

K: Oh, sí, completamente. 

Pero no es eso lo que me interesa sino por qué permanece vacía. 

Debido a que está vacía, no tiene problemas. 

ML: ¿Es única? 

K: No. 

Si una cosa es única, entonces otros no pueden lograrla. 

Quiero evitar todo misterio. 

Veo que la mente del niño es la misma hoy. 

La otra cosa está ahora aquí. 

¿No la percibe? 

Es como una pulsación. 

ML: La esencia de su enseñanza es que todos pueden tener eso. 

[Yo sentía realmente la pulsación pero no estaba segura e no estar imaginándolo]. 

K: Sí, si fuera algo único no tendría ningún valor. 

Pero esto no es así. 

¿Se conserva vacía la mente para que esta cosa pueda decir: «Aunque yo estoy vacía, tú, X, también puedes tener eso»? 

ML: ¿Quiere usted indicar que la mente está vacía a fin de poder decir que esto puede ocurrirle a todos?

 K: Correcto, correcto. 

¿Pero es esa cosa la que conservó vacía la mente? 

¿Cómo permaneció vacía todos estos años? 

Es algo extraordinario. 

Nunca antes había pensado en eso. 

La mente no sería así si no fuera por su desapego. 

¿Por qué jamás se apegó a nada? 

Esa cosa debe haber dicho: «Tiene que haber vacío o yo -esa cosa- no puedo funcionar». 

Esto es admitir toda suerte de cosas místicas. 

Entonces, ¿qué es eso que la mantiene vacía para que pueda decir todo esto? 

¿Encontró esa cosa a un niño que era el más apto para permanecer vacío? 

Este niño no tenía aparentemente ningún temor de ponerse contra Leadbeater, contra la teosofía, contra la autoridad. 

Amma, Leadbeater... ellos tenían una gran autoridad. 

Esa cosa debe haber estado operando. 

Y esto tiene que ser posible para toda la humanidad. 

Si no, ¿qué sentido tiene? 

La conversación se interrumpió aquí, K tenía que levantarse para llegar a tiempo al almuerzo que se servía en el comedor de la escuela. 

Después del almuerzo, reanudamos la conversación en la cocina del ala occidental: 

K: No hemos descubierto por qué a este niño se le mantuvo vacío desde entonces hasta ahora. 

¿Es el vacío una ausencia de egoísmo, de yo: mi casa, el apego? 

Pero, ¿cómo se originó el vacío con su ausencia de yo? 

Sería sencillo si dijéramos que el Señor Maitreya preparó este cuerpo y lo mantuvo vacío. 

Esa sería la explicación más simple, pero lo más simple es sospechoso. 

Otra explicación es que el ego de K podría haber estado en contacto con el Señor Maitreya y el Buda y dijo:

«Yo me retiro; eso es más importante que mi detestable yo». 

No se siente que esto sea puro, verdadero. 

El Señor Maitreya vio este cuerpo con un mínimo de ego, quiso manifestarse a través de él y entonces el cuerpo se conservó incontaminado. 

Amma decía que el rostro de K era importante porque representaba aquello; fue preparado para aquello.

Esto significa que no todo el mundo puede tenerlo. 

K es una rareza biológica. 

Resulta una salida cómoda. 

¿Cuál es, entonces, la verdad? 

No lo sé, realmente no lo sé. 

¿Cuál es la verdad de todo esto? 

No es un engaño de mí mismo, una ilusión, un estado inducido, el producto de un deseo -yo no sé qué desear-. 

Otra cosa peculiar en todo esto es que K siempre se ha sentido atraído hacia el Buda. 

¿Fue ésta una influencia? 

No lo creo. 

¿Es esa fuente el Buda? ¿El Señor Maitreya? ¿Cuál es la verdad? ¿Es algo que jamás descubriremos?

 Mary Zimbalist: ¿Alguna vez se siente utilizado, siente que algo penetra en usted? 

K: Yo no diría eso. Penetra en la habitación cuando hablamos seriamente. 

ML: ¿Qué relación tiene ello con el dolor? 

K: El dolor llega cuando estoy quieto, sin hablar. 

Llega lentamente, hasta que el cuerpo dice: «Es suficiente». 

Después de alcanzar una crisis, el cuerpo desfallece; el dolor se agota o hay alguna interrupción y desaparece. 

ML: ¿Podemos descartar la acción de algo externo? 

K: Yo no la descarto. ¿Pero cuál es la verdad? 

Hay un elemento en todo esto que no pertenece al hombre, al pensamiento, que no es autoinducido. 

Yo no soy así. 

¿Es esto algo que no podemos descubrir, que no debemos tocar, algo impenetrable? 

Me lo estoy preguntando. 

He sentido con frecuencia que no es asunto mío, que jamás lo descubriremos. 

Cuando decimos que surge porque la mente está vacía, tampoco creo que sea así. 

Hemos llegado a un callejón sin salida. 

He hablado con usted, con ella [Mary], con Subba Rao [quien había conocido a K desde los primeros tiempos]. 

Él me dijo: «Tú has sido como eres ahora desde un principio». 

Y yo me pregunto: «¿Es esto cierto?». 

Si lo es, no hay esperanza para los demás. 

¿Es todo ello algo que no podemos tocar? 

Estamos tratando de alcanzar aquello con nuestras mentes. 

Trate de descubrir qué es aquello, hágalo cuando su mente está por completo quieta. 

Para descubrir la verdad al respecto usted tiene que tener su mente vacía. 

No mi mente que es vacía. 

Pero aquí hay un factor que estamos pasando por alto. 

Hemos llegado a un punto donde nuestros cerebros, nuestros instrumentos de investigación ya no tienen sentido. 

ML: ¿Podría algún otro descubrirlo? ¿Y sería correcto investigarlo? 

K: Usted podría hacerlo porque está escribiendo sobre ello. 

Yo no puedo.  

Si usted y María (1) se sentaran y dijeran: «Investiguemos», estoy bastante seguro de que podrían descubrirlo. 

O hágalo sola. 

Yo veo algo: lo que dije es verdad, yo jamás podré descubrirlo. 

El agua nunca puede descubrir qué es el agua. 

Eso es absolutamente cierto. 

Si usted lo descubre, yo lo corroboraré. 

ML: Si ello fuera cierto, ¿usted lo sabría? 

K: ¿Puede sentirlo en la habitación? 

Se está volviendo más y más fuerte. 

Me está empezando a doler la cabeza. 

Si usted formulara la pregunta y dijera: «No sé», podría descubrirlo. 

Si yo escribiera al respecto, plantearía todo esto. 

Empezaría con el niño en completo estado de vacuidad. 

ML: ¿No le preocupa si se dice que usted desea que ello se explique? 

K: No me importa. 

Diga usted lo que guste. 

Estoy seguro de que si otros se lo proponen firmemente, pueden hacerlo. 

Estoy absolutamente seguro de esto. 

Absolutamente, absolutamente. 

También estoy seguro de que yo no puedo descubrirlo. 

ML: ¿Qué pasaría si uno pudiera llegar a comprenderlo pero no fuera capaz de expresarlo en palabras?

 K: Usted podría, encontraría el modo. 

Tan pronto como uno descubre algo tiene palabras para ello. 

Como un poema. 

Si usted está abierta a la investigación, si pone su cerebro en condiciones, de algún modo podría descubrirlo. 

Pero en el instante en que lo descubra, ello será verdadero. 

No habrá ningún misterio. 

ML: ¿No se opondrá el misterio a ser descubierto? 

K: No, el misterio habrá desaparecido. 

ML: Pero el misterio es algo sagrado. 

K: Lo sagrado permanecerá. Aquí terminó la conversación, porque a K la cabeza le dolía tanto que tuvo que ir a acostarse. 

No era sólo cuando estaba quieto que esto le ocurría, sino cuando hablaba de cosas como las que habíamos estado discutiendo. 

Yo regresé a Londres, espantada por la responsabilidad que él había depositado en nosotras: 

K estaba «absolutamente seguro» de que nosotras podíamos descubrir la verdad acerca de él si lo intentábamos, pero yo seguía renuente a creer que él mismo no pudiera ayudarnos más en el descubrimiento de la verdad. 

De modo que tres semanas después hablé con K nuevamente en Brockwood antes de su partida a Gstaad. 

Fue después del almuerzo, otra vez en la cocina del ala occidental y de nuevo estuvo Mary presente y tomó notas, de las cuales cito: 

ML: Su enseñanza es complicada. 

K: Muy complicada. 

ML: Si usted la leyera, ¿la comprendería? 

K: Oh, sí, sí. 

ML: ¿Quién creó las enseñanzas ¿Usted? ¿El misterio? 

K: Una buena pregunta. 

¿Quién es el autor de las enseñanzas? 

ML: Conociéndole como K, el hombre, a mí me resulta difícil pensar en usted como el autor de las enseñanzas. 

K: Usted quiere decir: sin estudio previo, ¿podría usted o alguna otra persona producir esas enseñanzas?

ML: En usted se manifiesta algo que no parece formar parte de su propio cerebro. 

K: Las enseñanzas, ¿son extraordinarias? 

ML: Sí, son diferentes, originales. 

K: Seamos claros. Si yo me sentara deliberadamente para escribirlas, dudo que pudiera producir eso. Le diré algo que sucede. 

Ayer dije: «Pensar acerca de algo, es diferente de pensar». 

Dije: «Realmente no comprendo eso, mirémoslo», y cuando lo hice vi claramente algo. 

Hay una sensación de vacuidad y luego algo llega. 

Pero si me sentara deliberadamente para hacerlo, quizá no podría. 

Schopenhauer, Lenin, Bertrand Russell, etcétera, todos habían leído muchísimo. 

Aquí tenemos el fenómeno de esta persona que no se ha educado, que no ha practicado ninguna disciplina. 

¿Cómo llegó a todo esto? ¿Qué es ello? 

Si sólo fuera K -él es bondadoso, sin mayor cultura-, entonces, ¿de dónde viene eso? 

Esta persona no ha desarrollado la enseñanza. 

(1) K Siempre llamaba a Mary "María" (en español) para distinguirla de mí. 

ML: ¿No ha llegado a ella por medio del pensamiento? 

K: Es como... ¿cuál... cuál es el término bíblico?... una revelación. 

Ocurre todo el tiempo cuando estoy hablando. 

ML: El auditorio, ¿crea algo que contribuye a la revelación? K: 

No. 

Comencemos de nuevo. 

La pregunta más profunda sería: 

Encontraron al niño y el condicionamiento no pudo hallar asidero en él. 

Ni la teosofía, ni la educación, ni el Instructor del Mundo, ni la propiedad, ni las enormes sumas de dinero, nada influyó en él. 

¿Por qué? ¿Quién lo protegía? 

ML: Para mí es difícil no personificar un poder, alguien, que protege. Un poder que protege es una concepción demasiado vista para nuestros cerebros limitados, pero tal vez sea como un conductor de luz. 

El rayo, la electricidad, encuentran un conductor, el camino más directo a tierra. 

Este poder, que yo pienso es realmente amor, encuentra un conductor en la mente vacía. 

K: Tiene que existir un cuerpo especial. 

¿Cómo surgió el cuerpo y cómo permaneció incorrupto? 

¡Hubiera sido tan fácil corromperlo! 

Ello significa que el poder estuvo cuidándolo. 

ML: ¿Y preparándolo, haciéndolo accesible con «el proceso»? 

K: Eso viene después. 

ML: Comenzó tan pronto el cuerpo fue lo bastante fuerte. 

K: Sí, pero si usted admite todo esto, él es un «fenómeno», en el buen sentido de la palabra. 

El «fenómeno» fue conservado para la enseñanza, él carece por completo de importancia. 

Todo el mundo puede aceptar la enseñanza, percibir su verdad. 

Si usted convierte en importante el «fenómeno», ello excluye todo lo demás. 

Mary Zimbalist: El fenómeno es necesario para transmitir las enseñanzas, pero los no-fenómenos, ¿pueden recibirlas? 

K: Sí, sí. 

Por lo tanto, nos preguntamos: 

¿De qué modo se le conservó como un fenómeno?... una palabra horrible. 

ML: Digamos que un poder aguardaba... 

K: Amma y Leadbeater sostenían que un Bodhisattva iba a manifestarse y que tenían que encontrar un cuerpo -la tradicional manifestación del Avatar-. El Buda pasó por todo eso, el sufrimiento, etc., luego lo desechó y alcanzó la iluminación. 

Lo que enseñó era original, pero él pasó por todo eso. 

En cambio aquí tenemos un fenómeno que no pasó por ninguna de esas cosas. 

Jesús puede haber sido también un fenómeno. 

El poder tiene que haber vigilado este cuerpo desde el instante en que nació. 

¿Por qué? ¿Cómo ocurrió eso? 

El niño procedía de una familia que nada tenía de especial. 

¿Cómo se encontraba allí ese niño? 

¿Era el poder que deseaba manifestarse el que creó al niño o ese poder vio una familia brahmánica, un octavo hijo, y exclamó: «Ese es el niño»?

Esa cosa está en la habitación. 

Si usted le preguntara qué es, no le respondería. 

Diría: «Eres demasiado insignificante». 

Creo que el otro día dijimos que hay una fuente de bondad que tiene que manifestarse. 

Pero en ese caso estamos otra vez de vuelta donde empezarnos. 

¿Cómo describiría usted esto sin hablar de un fenómeno biológico? 

Pero todo esto es sagrado, y no sé cómo podrá usted transmitir, no sólo lo sagrado, sino todas las otras cosas de que hemos estado hablando. 

Es realmente muy extraordinaria la causa de que no corrompieran al niño. 

Ellos hicieron todo lo posible para dominarme. 

¿Por qué se le hizo pasar por la experiencia de, Ojai? 

¿Fue porque el cuerpo no estaba lo suficientemente afinado? 

ML: Usted jamás trató de evitar el dolor. 

K: Por supuesto que no. 

Usted ve que el dolor ha comenzado. 

Hace como media hora. 

Supongamos que usted vuelca todo esto en el papel. 

¿Qué dirían al respecto hombres cuerdos, hombres reflexivos como Joe [mi esposo]?

¿Dirían que esto no es nada? 

¿Que una cosa así le ocurre a todo genio? 

Si usted dijera: «Critiquen esto», ¿cuál sería la reacción de ellos? 

¿Dirían que todo esto es inventado? 

¿O dirían que es un misterio? 

¿Estamos tratando de tocar un misterio? 

Tan pronto como usted lo comprende, no es más un misterio. 

Pero lo sagrado no es un misterio. 

Por lo tanto, estamos tratando de remover el misterio que lleva a la fuente. 

¿Qué dirían ellos, que usted está haciendo un misterio donde no lo hay en absoluto? 

¿Que él nació así? 

Lo sagrado está ahí y, porque es sagrado, es inmenso. 

¿Qué ocurrirá cuando yo muera? 

¿Qué ocurrirá aquí? 

¿Depende todo ello de un solo hombre? 

¿O hay personas que lo llevarán adelante? 

ML: Ha habido un cambio desde que usted dijo en el bosque de Epping, hace unos diez años, que todo podría venirse abajo después de su muerte. 

K: No estoy seguro de que haya un cambio. 

Están los libros pero no es suficiente. 

Si las personas que me rodean tuvieran realmente eso, serían fenómenos como K. 

El fenómeno está diciendo: 

«¿Existen personas que hayan bebido las aguas y lleven esto adelante?» 

Yo acudiría a las personas que lo hubieran conocido, para captar a través de ellas un sentimiento de cómo era él. 

Caminaría muchas millas para hablar con alguien que hubiera estado con él y le preguntaría: 

«Usted ha bebido las aguas, ¿cómo es ello?» 

Este fue el fin de la conversación, pues otra vez K tuvo que ir a acostarse debido al dolor que sentía en la cabeza y en el cuello. 

Me quedé con la sensación de que le hubiera gustado por una vez estar fuera de esto, cosa que jamás ocurrió. 

Recordé lo que el 28 de diciembre de 1925, después de la primera manifestación (así lo creíamos) K había expresado al Señor Maitreya cuando éste habló a través de él en Adyar. 

Mi madre le había dicho que su rostro se había transformado al igual que sus palabras y que brillaba con un resplandor glorioso cuando súbitamente pasó a la tercera persona singular. 

«Me hubiera gustado poder verlo», había contestado K con añoranza. 

Y le respondió lo mismo a Mrs. Kirby cuando ella le contó en el campamento de Ommen cómo se había transfigurado su rostro. 

Regresé a Londres con un sentimiento de enorme compasión por él. 

«El agua nunca puede descubrir qué es el agua», había dicho K durante nuestra conversación anterior.

 El nunca podría hallarse fuera de esto; nunca sabría lo que él era, nunca vería cómo se transfiguraba su rostro en momentos de especial inspiración o revelación. 

¿Podría yo descubrirlo en él? 

Nos había dicho que eso era posible, que tratáramos de descubrirlo, mientras que en 1972 había dicho al grupo de los síndicos americanos en Ojai, que nadie podría jamás comprender eso, que era algo «demasiado inmenso para expresarlo en palabras». 

Ahora decía: «En el momento que uno descubre algo, tiene que tener palabras para ello». 

¿Podría yo descubrirlo? 

El sentimiento de protección que él siempre había percibido y su reiterada insistencia en la mente vacía, eran las pistas para guiarme. 

¿Podría yo descubrirlo? 

El reto era emocionante, embriagador. 

En otoño, pude hablar nuevamente con K en Brockwood después de las reuniones de Saanen y Brockwood y de un seminario de científicos realizado también en Brockwood. 

Yo quería descubrir si la «revelación» de la que K había hablado, venía desde dentro o desde fuera de él mismo. 

Empezó diciendo que al principio, cuando comenzó a hablar, había usado el lenguaje de la teosofía, pero que desde 1922 (el año de su experiencia en Ojai) había encontrado su propio lenguaje. 

Después hizo nuevos comentarios sobre su mente vacía y dijo: 

«Cuando la mente está vacía, sólo después sabe que estaba vacía». 

Ahora cito nuevamente de las notas de Mary Zimbalist: 

ML: ¿Cuándo cesa la mente de estar vacía? 

K: Cuando es necesario usar el pensamiento para la comunicación. 

De otro modo está vacía. 

Durante el seminario, mientras estoy hablando, ello se revela. 

ML: ¿Usted ve algo? 

K: No, ello se revela; no veo algo y lo traduzco. 

Surge sin que yo piense en ello. 

A medida que surge, se vuelve lógico, racional. 

Si lo considero cuidadosamente, si lo anoto, si lo repito, nada ocurre. 

ML: ¿Viene eso de alguna parte exterior a usted? 

K: Con los artistas y los poetas es diferente, porque ellos trabajan para que eso ocurra. 

La percepción [de K] de su enseñanza revolucionaria, tiene que haberse dado lentamente, poco a poco.

No fue cambiando paralelamente al lenguaje utilizado. 

[Aquí repitió cómo en Gstaad le habían invitado a deslizarse en el planeador].

Hubiera ido con sumo placer, prometía ser muy divertido. 

Pero me di cuenta de que no debía hacerlo. 

No debo hacer nada que sea improcedente para el cuerpo. 

Siento eso por lo que K tiene que hacer en el mundo. 

No debo enfermarme porque no podría hablar; por lo tanto, me cuido todo lo posible. 

El cuerpo está aquí para hablar; lo educaron de ese modo y su propósito es hablar. 

Toda otra cosa es improcedente, así que el cuerpo debe ser protegido. 

Otro aspecto de esto es que siento que existe una clase distinta de protección que no es mía. 

Hay una forma separada de protección, como si el futuro estuviera más o menos establecido. 

Una clase diferente de protección, no sólo del cuerpo. 

El niño nació con esa peculiaridad: debía ser protegido para sobrevivir todo lo que tenía que sobrevivir.

De algún modo el cuerpo es protegido para que sobreviva. 

Algún elemento vela por él. Algo le protege. Decir qué, sería especular. 

El Maitreya es demasiado concreto, no es lo bastante sutil. 

Pero yo no puedo mirar detrás de la cortina. 

No puedo hacerlo. 

Lo he intentado con Pupul [Jayakar] y varios estudiosos indios que me instaban a hacerlo. 

He dicho que no es el Maitreya, el Bodhisattva. 

Esa protección es demasiado concreta, demasiado elaborada. 

Pero siempre he sentido la protección. 

Yo me inclinaba a creer que K era usado y que había sido usado desde 1922 por algo que procedía de lo exterior. 

Con esto no quería decir que fuera un médium. 

Un médium o una médium están separados de aquello que «transmiten», mientras que K y lo que fuera que se manifestaba a través de él eran casi siempre uno solo. 

La conciencia de K estaba tan impregnada con esta otra cosa, como una esponja con el agua. 

Había veces, sin embargo, en que el agua parecía escurrirse dejándole casi como acostumbraba ser en los primeros tiempos que lo recuerdo: indeciso, gentil, falible, tímido, ingenuo, sumiso, afectuoso, riendo gozosamente de los chistes más tontos, aunque único en su completa ausencia de vanidad y afirmación propia. 

Pero entonces yo volvía al Diario y encontraba ahí un estado de conciencia que parecía ser enteramente del propio K y la fuente de su enseñanza, y resultaba difícil aceptar la teoría de que era usado. 

Antes de finalizar el año, K habría de pasar por una nueva experiencia psíquica durante su estadía en la India. 

El 21 de febrero de 1980 dictó a Mary (que no le había acompañado a la India ese invierno) un relato de esta experiencia, en el cual se refiere a sí mismo en tercera persona: 

K partió de Brockwood hacia la India el 19 de noviembre de 1979. 

Después de pasar unos días en Madrás, fue directamente al Valle de Rishi. 

Por largo tiempo ha estado despertándose en medio de la noche con esa peculiar meditación que le ha estado persiguiendo por muchísimos años. 

Esta ha sido una cosa normal en su vida. 

No es una búsqueda consciente, deliberada de la meditación ni un deseo inconsciente de lograr alguna cosa. 

Es muy evidente que se trata de algo que no se invita ni se busca. 

Él ha vigilado hábilmente al pensamiento para que no convierta en un recuerdo estas meditaciones. 

Y así cada meditación contiene en sí la cualidad de algo fresco y nuevo. 

Hay una sensación de impulso que se acumula sin que se le invite ni persiga. 

A veces es tan intenso que la cabeza duele, en ocasiones existe el sentimiento de un inmenso vacío que contiene una energía insondable. 

A veces se despierta riendo con un júbilo que está más allá de toda medida. 

Estas meditaciones peculiares, que naturalmente son impremeditadas, crecen en intensidad. 

Sólo suelen cesar los días en que ha viajado o ha arribado tarde en la noche o cuando ha tenido que despertarse temprano para viajar. 

Con la llegada al Valle de Rishi, a mediados de noviembre de 1979, el impulso aumentó, y una noche, en la extraña quietud de esa parte del mundo, en medio del silencio que no perturbaba el ulular de los búhos, se despertó para encontrar algo por completo diferente y nuevo. 

El movimiento había alcanzado la fuente de toda energía. 

Esto de ningún modo debe confundirse, ni siquiera mediante el pensamiento, con dios o el principio supremo, el Brahman, que son las proyecciones de la mente humana surgidas del miedo y del anhelo, del obstinado deseo de seguridad total. 

No es ninguna de esas cosas. 

El deseo no puede alcanzarlo, las palabras no pueden penetrar en ello ni la cuerda del pensamiento puede envolverlo. Alguien podría preguntar: 

¿Con qué seguridad afirma usted que ésa es la fuente de toda energía? 

Uno sólo puede contestar, con toda humildad, que es así. 

Todo el tiempo que K permaneció en la India, hasta fines de enero de 1980, habría de despertar cada noche con este sentido de lo absoluto. 

No es un estado, una cosa estática, fija, inamovible. 

Todo el universo está en ella, inmensurable para el hombre. 

Cuando regresó a Ojai en febrero de 1980, después que el cuerpo descansó un poco, surgió la percepción de que nada había más allá de esto. 

Esto es lo último, el comienzo y el fin y lo absoluto. Sólo existe un sentido de increíble vastedad y de inmensa belleza. 

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