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«Rehuso ser la muleta de ustedes»
En octubre de 1927, K viajó a la India con Mrs. Besant. Al desembarcar en Bombay el día 27, Mrs. Besant hizo para los reporteros que los recibieron, una declaración sobre K: «Doy testimonio de que él ha sido considerado merecedor... de fundir su conciencia con la de un fragmento, un amsa de la omnipresente conciencia del Instructor del Mundo... y ahora él ha vuelto a ustedes, a su propia gente, a su propia raza, trascendiendo empero a ambas, porque él pertenece a todo el mundo».
Uno puede imaginarse el efecto de esta proclama en la gente de la India, cuya tendencia natural es postrarse en adoración.
Sin embargo, Arundale escribió un artículo en el Theosophy in India que ilustra la insoportable situación que K afrontó durante ese invierno y el azoramiento de los teósofos: «Nuestra presidenta ha venido declarando que el Señor está aquí... Ahora bien, es imposible para mí conciliar esta declaración... con mi propio conocimiento del Señor tal como Él es en su glorioso cuerpo».
Leadbeater fue a Adyar para la Convención Teosófica de diciembre.
El día 8 K escribió a Lady Emily: «Tuve una larga conversación con él... está de acuerdo conmigo hasta un grado sorprendente. Me preguntó cómo me sentía y yo le dije que no había Krishna -el río y el mar (1) -. Sí, dijo él, como en los libros antiguos, todo ello es verdad.
Estuvo muy amable y extraordinariamente respetuoso».
En enero, K volvió a escribir a Lady Emily para decirle que la cabeza le había dolido terriblemente y que debió desmayarse varias veces.
Esto rara vez lo abandonaba ahora, si bien no le impidió viajar por la India ofreciendo pláticas.
Se sentía decepcionado de que Leadbeater no pudiera dar una explicación para la continuación del dolor.
K había aceptado todos sus sufrimientos físicos como una preparación del cuerpo a fin de que fuera ocupado por el Señor; sin embargo, ahora que él había alcanzado «la unión con el Bienamado», no podía entender por qué el dolor debía continuar.
Su compañero de viaje, ahora que Rajagopal estaba en Ojai con Rosalind, era un viejo amigo, Jadunandan Prasad (Jadu). Jadu había estado el verano anterior en Pergine y en la asamblea de Eerde.
Era un joven atractivo, mucho más parecido en temperamento a Nitya que Rajagopal, y K sentía con él una afinidad más natural.
A fines de febrero, Jadu viajó de regreso a Europa con K.
Por primera vez en una travesía, K sostuvo discusiones con sus compañeros de viaje después de reiteradas solicitudes en tal sentido.
El 31 de marzo ofreció su primera plática pública en Inglaterra, la que tuvo lugar en la Friends Meeting House (Casa de Encuentro de Amigos).
Hubo tanto interés, que centenares de personas tuvieron que volverse.
Cuatro días más tarde, Jadu se embarcó con K hacia los EE.UU. El primer campamento de la Estrella iba a realizarse en Ojai durante el mes de mayo, sobre los terrenos adquiridos por Mrs. Besant en el extremo inferior del valle, los que incluían un bosquecillo de robles, los hermosos y siempre verdes robles de California.
Pero antes del campamento, durante la tarde del 5 de mayo, K ofreció su primera plática pública en los EE.UU., la cual tuvo lugar en el Hollywood Bowl para un auditorio de 16.000 personas que, según el periódico Los Ángeles Times, escucharon, en un estado «aparentemente absorto de atención», su plática sobre «La Felicidad a través de la Liberación».
Al primer campamento de Ojai sólo asistieron alrededor de 1.000 personas. Sin embargo, fue un gran éxito.
Las pláticas matinales se realizaron en El Robledal. El 30 de mayo, dos días después de la clausura del campamento, K, Rajagopal y Jadu partieron hacia Inglaterra, mientras que Rosalind permaneció en Ojai.
Mrs. Besant llegó a Inglaterra al mismo tiempo y K fue con ella a París donde, el 27 de junio, habló en francés sobre «El Secreto de la Felicidad» desde la Eiffel Tower Radio Station (Estación de Radio de la Torre Eiffel), para una audiencia estimada en dos millones de oyentes.
Ese verano, antes del campamento de Ommen, hubo en el Castillo de Eerde una asamblea más numerosa que nunca.
El otro granero también había sido transformado y ahora había lugar para más visitantes que los miembros de la Estrella. Leopoldo Stokowsky vino a pasar unos días con su esposa, y también lo hicieron Sir Roderick Jones, Director de la Agencia Reuter, y su esposa, la autora Enid Bagnold.
K tenía ahora innumerables amigos de muchas nacionalidades diferentes, pero una pareja con la que llegó a establecer una amistad particularmente estrecha, era la constituida por dos egipcios que vivían en París, Carlo y Nadine Suáres.
Mrs. Besant se había propuesto estar en el Campamento de Ommen a pedido especial de K, formulado en una cariñosa carta, pero la enfermedad se lo impidió.
Aunque K estaba muy preocupado por la salud de Mrs. Besant, la ausencia de ella le permitió decir lo que quería en sus charlas frente a la hoguera, sin el temor de lastimarla.
Antes de la inauguración del campamento dijo a los organizadores que aboliría la Orden de la Estrella inmediatamente si
(1) Alude a la tradición en la filosofía oriental según la cual, al término de la evolución, el ego, después de numerosos giros de vidas sucesivas, deja el río de la vida para perderse en el mar del Nirvana.
ésta «alegaba ser un vaso que contiene la Verdad y la única Verdad».
Durante las reuniones se le formularon preguntas como: «¿Es verdad que usted no desea discípulos?»; «¿Qué piensa de los ritos y las ceremonias?»; «¿Por qué nos dice usted que no hay etapas a lo largo del Sendero?»; «Cuando usted nos dice que no hay Dios ni código moral, que no existen ni el bien ni el mal, ¿en qué difiere su enseñanza del común materialismo?»; «¿Es usted el Cristo que regresa?»
Los extractos de las respuestas de K que se presentan a continuación, muestran lo poco que le habían comprendido aquellos que formulaban las preguntas: Digo una vez más que no tengo discípulos.
Cada uno de ustedes es un discípulo de la Verdad si comprende la Verdad y no sigue a los individuos...
La Verdad no da esperanzas, da comprensión...
No hay comprensión en el culto de la personalidad...
Sigo sosteniendo que todas las ceremonias son innecesarias para el desarrollo espiritual.
Si ustedes desean buscar la Verdad tienen que salir, alejarse mucho de las limitaciones de la mente y el corazón humanos y descubrirla allí; y esa Verdad se halla dentro de ustedes mismos.
¿No es mucho más sencillo hacer de la Vida misma la meta, que tener mediadores, gurús, quienes inevitablemente tienen que rebajar la Verdad y, en consecuencia, traicionarla?...
Yo digo que la Liberación puede ser alcanzada en cualquier etapa de evolución por un hombre que comprende, y que rendir culto a las etapas, como hacen ustedes, no es esencial...
No me citen después como una autoridad.
Rehuso ser la muleta de ustedes.
No dejaré que me pongan en una jaula para adorarme.
Cuando ustedes traen el aire fresco de la montaña y lo retienen en un pequeño cuarto, la frescura de ese aire desaparece y hay estancamiento...
Nunca he dicho que no hay Dios.
He dicho que Dios sólo existe cuando se manifiesta en nosotros...
Pero no voy a usar la palabra Dios...
Prefiero llamar a esto Vida...
Por supuesto que no hay ni bien ni mal.
El bien es aquello que ustedes no temen; el mal es lo que les infunde miedo.
De modo que si destruyen el miedo, están espiritualmente realizados...
Cuando estén enamorados de la Vida y coloquen ese amor ante todas las cosas y juzguen por ese amor y no por el miedo, entonces este estancamiento que ustedes llaman moralidad desaparecerá...
Amigos, que no les preocupe quién soy yo, ustedes nunca lo sabrán...
¿Creen que la Verdad tiene algo que ver con lo que ustedes piensen que soy?
Ustedes no se interesan en la Verdad, sino que se interesan en el vaso que contiene la Verdad...
Beban el agua si el agua es limpia; yo les digo que tengo esa agua limpia; tengo ese bálsamo que purificará, que sanará profundamente; y ustedes me preguntan: ¿quién es usted?
Yo soy todas las cosas, porque soy la Vida(1) .
K clausuró la Convención con las palabras: «Ha habido muchos millares de personas en estos campamentos y ¡qué no podrían hacer en el mundo si todas comprendieran!
Podrían cambiar la faz del mundo mañana mismo».
La pobre Mrs. Besant, ahora de ochenta anos, estaba teniendo una vejez desdichada tratando de conciliar lo inconciliable.
Para estar de acuerdo con lo que K decía, ella cerró la Sección Esotérica en todo el mundo antes de que él arribara a la India en octubre de 1928.
(Habría de reabrirla en menos de un año).
K reconoció como algo maravilloso en ella el haberlo hecho.
Mrs. Besant no pudo estar allí para saludarlo cuando él llegó a Adyar, pero le escribió: «Querido. Estoy suspendiendo la S.E. por completo e indefinidamente, dejando a tu cargo toda la enseñanza»; y al día siguiente: «Bienvenido a casa, querido.
He hecho lo mejor a mi alcance con el fin de aclarar el campo para ti, tú eres la única autoridad» (2) .
Como K le dijo a Lady Emily, Mrs. Besant deseaba renunciar a la Presidencia de la Sociedad Teosófica para seguirlo a todas partes, pero el Maestro de ella no se lo permitía.
En todas las reuniones que hubo en la India durante ese invierno, ella insistió en sentarse sobre el suelo con el resto del público en vez de hacer lo junto a él en el estrado como siempre lo había hecho antes.
Al mismo tiempo, Mrs. Besant estaba apoyando a Arundale que había dicho a K, como éste lo informó a Lady Emily: «Tú sigue tu camino y nosotros seguiremos el nuestro.
Yo también tengo algo que enseñar».
Mrs. Besant apoyaba también a Leadbeater, que le había escrito: «Por supuesto que nuestro Krishnaji no tiene la Omnisciencia del Señor», al escribir ella misma en el Theosophist de diciembre: «La conciencia física de Krishnamurti no participa en la omnisciencia del Señor Maitreya», y citaba la sentencia de Sri Krishna: «La Humanidad viene a Mí por muchos caminos».
K escribió a Lady Emily diciéndole que pronto habría «una división bien definida» entre él y la Sociedad Teosófica, lo cual sería «mucho mejor que este fingimiento».
La cabeza y la espina dorsal seguían doliéndole mucho y nadie podía ayudarle, «no como antes».
Mientras K estuvo en Benarés ese año, el Rishi Valley Trust (Trust del Valle del Rishi) adquirió de las autoridades militares 300 acres de terrenos que K quería para otra escuela.
Estaban en Rajghat, un lugar hermoso a orillas del Ganges, justo al norte de Benarés.
El sendero de los peregrinos corre a través del estado, uniendo Kashi con Saranath, donde el Buda predicó su primer sermón después de la iluminación.
Todo el capital del Trust habría de invertirse en estos terrenos, pero «eso no podía evitarse».
K y Jadu se embarcaron para Europa en febrero de 1929. Después de cortas visitas a París, Eerde y Londres, siguieron viaje a Nueva York.
En Londres yo había dicho a K que estaba comprometida para casarme.
Desde el barco él escribió a Lady Emily: «Al principio me sentí francamente perturbado al respecto -usted sabe lo que
(1) Let Understanding be the Law (Que la Comprensión sea la Ley) (SPT, 1928). 2 AKFA.
quiero decir- y pensé cuidadosamente acerca de todo ello mientras estuve con usted, y ahora está todo bien.
Mis ideas y mis puntos de vista no deben interferir con el desarrollo de Mary.
Habrá muy pocos que recorran conmigo todo el camino.
Espero que Mary salga de ello como una flor plenamente florecida».
El mismo día, 5 de marzo, K escribía a Mar de Manziarly: «Jamás abandonaré a ninguno, pero todos me abandonarán».
De los antiguos amigos, Mar fue la única que siguió continuamente a K hasta la muerte de éste.
Madame de Manziarly encontró una salida para sus energías en el Movimiento Cristiano Ecuménico; Ruth ya estaba casada con un obispo de la Iglesia Católica Liberal.
K y Helen se distanciaron (a principios de 1930 ella se casó con Scott Nearing); mi hermana Betty reaccionó violentamente contra K, Rajagopal, como se verá, terminó separándose de él.
Por supuesto, muchos de los viejos amigos fueron fieles hasta la muerte de ellos, y muchos de los que conoció más tarde fueron fieles hasta la muerte de él y más allá, pero hubo otros que se volvieron contra él, generalmente por celos o por resentimiento.
En los primeros tiempos, cuando K decía algo que gustaba a ciertas personas, éstas solían sostener que era el Señor el que hablaba a través de él; cuando decía algo que ellas no querían oír, era K quien hablaba.
De igual modo en el futuro: cuando decía algo desagradable para algunos, éstos solían acusarlo de haber sido «influenciado» por uno u otro de los que te rodeaban.
A pesar de la certidumbre que K tenía de su unión con «el Bienamado», no había perdido y jamás habría de perderlo, su lado humano.
Ese año en Ojai, él, Rajagopal y Jadu, «hablaban y hablaban, reirían y se acaloraban», como K relató a Lady Emily.
También reían muchísimo, hacían payasadas y se fastidiaban unos a otros. Rajagopal tenía una risa notable -más bien una risita entrecortada-, mientras que la risa de K era más sonora y profunda.
K permaneció toda su vida tímido y retraído con los extraños y reacio a la trivialidad de las charlas sociales.
En nuestra casa de Londres y acompañado de Mrs. Besant, había conocido a Bernard Shaw, quien declaró que K era «el más bello ser humano que hubiera visto jamás» (1) , pero K era demasiado tímido como para hablar con él una docena de palabras.
K era físicamente un hombre perfectamente normal que había sido educado para creer que el sexo debía sublimarse en todos aquellos que aspiraban a convertirse en discípulos de los Maestros, y más aún si uno iba a ser el vehículo del Señor.
Él habría de abandonar completamente esta intolerancia hacia el sexo, pero nunca lo consideró en absoluto como algo sobre lo cual hubiera que crear un problema.
Debido a su buena apariencia, si no por otra cosa, era inevitable que muchas mujeres se enamoraran de él.
Hubo más de una loca que escribió afirmando ser su esposa, y si era visto públicamente en compañía de una muchacha, la prensa anunciaba inmediatamente un compromiso matrimonial (2) .
Durante las seis semanas que K permaneció en Ojai este año, antes del campamento, los dolores en la cabeza y espina dorsal fueron muy intensos y se sentía tan agotado que un nuevo médico le previno que, si no descansaba más, los frecuentes ataques de bronquitis que tenía podían derivarse en una tuberculosis, por lo tanto, canceló todas sus pláticas para ese verano, incluyendo tres conferencias en el Queen’s Hall de Londres, y decidió limitarse a los campamentos de Ojai y Ommen y a la asamblea de Eerde.
El campamento de Ojai, que comenzó el 27 de mayo, había duplicado su asistencia.
En una de sus pláticas en El Robledal, dijo: «Yo digo ahora, lo digo sin presunción alguna, con verdadero entendimiento, con plenitud de mente y corazón, que soy esa llama intensa que es la gloria de la vida, llama a la que deben llegar todos los seres humanos, tanto los individuos como la totalidad del mundo» (3) .
Durante el campamento corrieron rumores de que pronto iba a disolver la Orden de la Estrella, cosa que hizo unas semanas después.
El 3 de agosto, durante la primera reunión del campamento de Ommen, en presencia de Mrs. Besant y de más de 3.000 miembros de la estrella, con miles de holandeses que le escuchaban por la radio, K puso fin a una época de su propia historia.
Lo que sigue es parte de lo que dijo: Yo sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta.
Ése es mi punto de vista y me adhiero a él absoluta e incondicionalmente...
Si desde el principio entienden eso, entonces verán lo imposible que es organizar una creencia.
Una creencia es un asunto puramente individual, y no pueden ni deben organizarla.
Si lo hacen, se torna en algo muerto, cristalizado; se convierte en un credo, una secta, una religión que ha de imponerse a los demás.
Esto es lo que todos en el mundo tratan de hacer.
La Verdad se empequeñece y se transforma en un juguete para los débiles, para los que sólo momentáneamente están descontentos.
La Verdad no puede rebajarse, es más bien el individuo quien tiene que hacer el esfuerzo de elevarse hacia ella.
Ustedes no pueden traer la cumbre de la montaña al valle...
De modo que ésta es la primera razón, desde mi punto de vista, por la que la Orden de la Estrella debe ser disuelta.
A pesar de esto, ustedes fornarán probablemente otras Órdenes, continuarán perteneciendo a otras
(1) Bernard Shaw, Hesketh Person (Collins 1942). (2) Hubo un informe en los diarios de Nueva York, de su compromiso con Helen Knothe, y mi padre tuvo que arreglárselas para detener, en 1927, un anuncio de mi compromiso con K. (3) ISB, junio 1921).
organizaciones que buscan la Verdad.
Yo no quiero pertenecer a ninguna organización de tipo espiritual; por favor, comprendan esto...
Si se crea una organización para este propósito, ella se convierte en una muleta, en una debilidad, en una servidumbre que por fuerza mutila al individuo y le impide crecer, establecer su unicidad, que descansa en el descubrimiento que haga por sí mismo de esa Verdad absoluta e incondicionada.
Por lo tanto, ésa es otra de las razones por las que he decidido, ya que soy el jefe de la Orden, disolverla.
Ésta no es ninguna magnífica proeza, porque yo no deseo seguidores, y esto es lo que quiero decir.
En el momento en que siguen a alguien, dejan de seguir la Verdad.
No me preocupa si prestan o no prestan atención a lo que digo.
Deseo hacer cierta cosa en el mundo y voy a hacerla con resuelta concentración.
Sólo estoy interesado en una cosa esencial: hacer que el hombre sea libre.
Deseo liberarlo de todas las jaulas, de todos los temores, y no fundar religiones, nuevas sectas, ni establecer nuevas teorías y nuevas filosofías.
Entonces, naturalmente, me preguntarán por qué recorro el mundo hablando continuamente.
Les diré por qué razón lo hago: no es porque desee que me sigan ni porque desee un grupo especial de discípulos selectos.
No tengo discípulos ni apóstoles, ya sea en la tierra o en el reino de la espiritualidad.
Tampoco es la tentación del dinero ni el deseo de vivir una vida cómoda lo que me atrae.
¡Si quisiera llevar una vida cómoda no vendría a un Campamento ni viviría en un país húmedo!
Estoy hablando francamente porque quiero que esto quede establecido de una vez por todas.
No deseo que estas discusiones infantiles se repitan año tras año.
Un periodista que me ha entrevistado, consideraba un acto grandioso disolver una organización con miles y miles de miembros.
Para él ésta era una gran acción porque dijo: «¿Qué hará usted después, cómo vivirá? No tendrá seguidores, la gente ya no le escucharán.
Con que sólo haya cinco personas que me escuchen, que tengan sus rostros vueltos hacia la eternidad, será suficiente.
¿De qué sirve tener miles que no comprenden, que están completamente embalsamados en sus prejuicios, que no desean lo nuevo sino que más bien querrían traducir lo nuevo para que se acomode a sus propias personalidades estériles, estancadas?...
Por dieciocho años se han estado preparando para este acontecimiento, para la Venida del Instructor del Mundo.
Por dieciocho años se han organizado, han esperado a alguien que daría un nuevo deleite a sus corazones y mentes, que transformaría por completo sus vidas, que les daría una nueva comprensión; alguien que los elevaría a un nuevo plano de la vida, que les daría un nuevo estímulo, que los haría libres, ¡y vean ahora lo que está sucediendo!
Considérenlo, razonen consigo mismos y descubran de qué manera esa creencia los ha hecho diferentes, no con la superficial diferencia de llevar una insignia, lo que es trivial y absurdo.
¿De qué manera una creencia semejante ha barrido con todas las cosas no esenciales de la vida?
Esa es la única manera de juzgar; ¿en qué forma son más libres, más grandes, más peligrosos para toda sociedad que esté basada en lo falso y en lo no esencial?
¿En qué forma los miembros de esta organización de la Estrella han llegado a ser diferentes?...
Ustedes dependen de algún otro para su espiritualidad, para su felicidad, para su iluminación...
Cuando les digo: busquen dentro de sí mismos la iluminación, la gloria, la purificación, la incorruptibilidad del propio ser, ninguno de ustedes está dispuesto a hacerlo.
Puede que haya unos pocos, pero son muy, muy pocos.
¿Para qué, pues, tener Una organización?...
Ustedes utilizan una máquina de escribir para su correspondencia, pero no la ponen en un altar para adorarla.
Sin embargo, eso es lo que están haciendo cuando las organizaciones se convierten en su principal preocupación.
«¿Cuántos miembros hay en ella?»
Esa es la primera pregunta que me hacen todos los reporteros.
No sé cuántos hay.
Eso no me interesa...
Ustedes se han acostumbrado a que se les diga cuánto han avanzado, cuál es el grado espiritual que poseen.
¡Qué niñerías! ¿Quién sino ustedes mismos pueden decir si son incorruptibles? ...
Pero aquellos que realmente deseen comprender, que traten de descubrir lo que es eterno, sin principio ni fin, marcharán juntos con gran intensidad, serán un peligro para todo lo que no es esencial, para las irrealidades, para las sombras...
Un cuerpo así es lo que debemos crear, y ése es mi propósito.
Porque en esa verdadera amistad -que al parecer ustedes no conocen- habrá verdadera cooperación de parte de cada uno.
Y esto no a causa de la autoridad ni de la salvación, sino porque ustedes realmente comprenden y, en consecuencia, son capaces de vivir en lo eterno.
Esto es algo más grandioso que todo placer, que todo sacrificio.
Esas son, pues, algunas de las razones por las que, después de haberlo considerado cuidadosamente por dos años, he tomado esta decisión.
No proviene de un impulso momentáneo.
No he sido persuadido a ello por nadie, no me dejo persuadir en tales cosas.
Durante dos años he estado pensando en esto, despacio, cuidadosamente, pacientemente, y ahora he decidido disolver la Orden.
Pueden ustedes formar otras organizaciones y esperar a algún otro.
Eso no me concierne, ni me interesa crear nuevas jaulas, nuevas decoraciones para esas jaulas.
Mi único interés es hacer que los hombres sean absoluta, incondicionalmente libres
(1) . 1 ISB, septiembre 1929.
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