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«Usted tiene que apresurarse a comprender»
En abril de 1983, K fue a Nueva York nuevamente, ofreciendo esta vez las pláticas en el Felt Forum del Madison Square Garden, que tenía una capacidad aún mayor que la del Carnegie Hall.
Dos reporteros que lo entrevistaron para el East West Journal, comentaron: «Nos encontramos con un hombre atento y tímido que parecía dotado de una paciencia infinita, si bien al mismo tiempo exhibía una gran vehemencia y un sentido misionero... Su claridad y sus agudos comentarios nos abochornaron muchas veces, dejándonos con la sensación de que estábamos frente a un hombre verdaderamente libre que, sin proponérselo, había alcanzado lo que en mi sentir es un tipo de anarquía espiritual, una perspectiva profundamente moral y sagrada, por completo independiente de las ideologías o religiones ortodoxas».
En la reunión de Ojai que siguió a las pláticas de Nueva York, se exhibió una película en color de largo metraje sobre la vida de K, que había sido filmada por Evelyne Blau, síndico de la American Foundation, y que le llevó cinco años de elaboración.
Su título era The Challenge of Change (El Reto del Cambio) y fue dirigida por Michael Mendizza, con textos leídos por el actor norteamericano Richard Chamberlain.
K permaneció sentado durante toda la exhibición, cosa rara en él porque jamas quería verse a sí mismo en televisión o escuchar sus entrevistas por la radio, del mismo modo que no quería mirar sus propios libros.
Evidentemente, disfrutó de esta película con sus hermosas tomas de Suiza y de la India.
El filme tuvo muy exitosas exhibiciones públicas en diversas ciudades de los EE.UU.
Poco después de que K y Mary llegaran a Brockwood en junio, Dorothy Simmons sufrió un ataque al corazón.
Aunque se recuperó bien, no pudo ya seguir cargando con todas las responsabilidades de la escuela, tal como lo había hecho magníficamente por catorce años.
Se retiró, pero continuó viviendo en Brockwood con su marido, que también se había retirado unos años antes (1) .
Finalmente, un joven norteamericano, Scott Forbes, casado con una muchacha sudafricana, Kathy, que enseñaba danza en la escuela, fue designado como nuevo Director.
Scott era un joven dinámico que había estado trabajando en Brockwood por unos diez años, principalmente a cargo del video (que ahora contaba con un equipo de color).
Había viajado mucho, viviendo un tiempo en París y manejando un negocio de antigüedades en Ginebra, antes de encontrarse accidentalmente con K cuando, por casualidad, fue durante un verano a Saanen.
Se sintió cautivado escuchando una plática.
Al ir a trabajar para K, cambió completamente su estilo de vida, en tanto que retenía su vitalidad. Cuando se le designó Director, su esposa asumió las responsabilidades del video.
Estando todavía en Gstaad, después de la reunión de Saanen de 1983, K iba a conocer a una persona que haría posible la realización de lo qué para él era ahora su anhelo más preciado: construir en Brockwood un Centro para adultos, por completo independiente de la escuela, donde la gente pudiera ir con el solo propósito de estudiar su enseñanza.
Este hombre de edad mediana era Friedrich Grohe, un alemán residente en Suiza, que cuatro años antes se había retirado de la empresa familiar conocida internacionalmente por su fabricación de grifos para baño y cocina.
En 1980, la lectura de uno de los libros de K, La Pregunta Imposible, determinó de allí en adelante el curso de su vida, para usar sus propias palabras.
Vino a ver a K en Tanneg, pues estaba ansioso de fundar una escuela Krishnamurti en Suiza.
K lo disuadió de dar ese paso, explicándole lo difícil que era encontrar maestros. (Cuando K le preguntó si estaba casado y él le contestó que no, que estaba divorciado, K lo tomó del brazo y dijo: «Bien») (2) .
Al año siguiente, durante una visita a Brockwood, Friedrich Grohe sugirió que, en vez de fundar una escuela, él podría financiar la construcción del Centro de Estudios.
K aceptó entusiastamente esta propuesta.
Se eligió un lugar hermoso, cercano a la escuela pero invisible desde el edificio de la misma, con vistas ininterrumpidas hacia el sur sobre campos donde nunca podría edificarse nada.
K encomendó a Scott Forbes la tarea de encontrar un arquitecto y obtener el permiso para el trazado de los planos.
Después de un programa completo en la India durante ese invierno de 1983-84, en febrero K regresó bastante exhausto a Ojai y tuvo que lidiar con los problemas surgidos a raíz de la apertura de una escuela secundaria en Ojai, adyacente a la escuela primaria de El Robledal.
En marzo, K fue invitado por el Dr. M.R. Raju, del National Laboratory Research Center (Centro Nacional de Investigaciones de Laboratorio) en Los Alamos, para que tormara parte en un simposio sobre «Creatividad en la Ciencia».
Este centro de investigaciones atómicas en EE.UU., proporcionó a K un nuevo y estimulante auditorio. A las ocho de la mañana del 19 de marzo, habló por más de una
(1) Montagna Simmons falleció en 1986 y Dorothy en 1989. Doris Pratt también murió en 1989. (2) Friedrich Grohe fue designado posteriormente síndico de las Fundaciones de Inglaterra y la India.
hora a cerca de 700 Científicos, sobre el tema de que el conocimiento jamás podría ser creativo porque era incompleto.
Terminó diciendo: Ciertamente, la creación sólo puede surgir cuando el pensamiento está en silencio... La ciencia es el movimiento por el cual el conocimiento acumula más y más y más.
El «más» es la medida, y el pensamiento puede ser medido porque es un proceso Material.
El conocimiento tiene sus propias percepciones limitadas, su propia creación limitada, pero esto engendra conflicto.
Estamos hablando de una percepción holística en la cual el ego, el «yo», la personalidad, no interviene en absoluto.
Sólo entonces existe esto que llamamos creatividad.
De eso se trata.
A la mañana siguiente, K contestó preguntas a un auditorio más pequeño limitado a los miembros del Laboratorio Nacional de Los Alamos.
De las quince preguntas que le fueron entregadas, contestó sólo la primera y la última.
La respuesta a la primera pregunta: «¿Qué es la creatividad? ¿Qué es la meditación?», tomó casi toda la hora y media que se le había asignado y repitió mucho de lo que había dicho el día anterior.
Acerca de la meditación, dijo: «La meditación no es meditación consciente.
Lo que nos han enseñado es la meditación deliberada, consciente, el sentarse con las piernas cruzadas o acostarse repitiendo ciertas frases, lo cual es un esfuerzo deliberado, consciente, para meditar. Quien les habla dice que semejante meditación es un desatino.
Forma parte del deseo. Desear tener una mente en paz, es lo mismo que desear una buena casa o un buen traje. La meditación consciente destruye, impide la otra forma de meditación».
La última pregunta fue: «Si usted fuera el Director del Laboratorio con responsabilidad en la defensa del país, y reconociendo como están las cosas, ¿de qué modo dirigiría las actividades y la investigación del Laboratorio?» Esta fue, en parte, la respuesta de K: Si yo tuviera un grupo de personas que dijeran: olvidemos todo nacionalismo, toda religión, resolvamos como seres humanos este problema, tratemos de vivir juntos sin destruirnos; si dedicáramos tiempo a todo eso como un grupo de personas absolutamente consagradas que se han reunido en Los Alamos para un propósito y juntas se interesan en todas las cosas de que hemos estado hablando, entonces tal vez podría ocurrir algo nuevo...
Nadie tiene una perspectiva global, un sentir global por toda la humanidad... no mi país, ¡por el amor de Dios!
Si usted viajara por todo el mundo, como hace el que le habla, lloraría por el resto de su vida.
El pacifismo es una reacción al militarismo, eso es todo.
Quien le habla no es un «pacifista».
En lugar de eso, consideremos la causa de todo lo que ocurre; si todos juntos buscamos la causa, entonces la cosa está resuelta.
Pero cada cual tiene opiniones diferentes acerca de las causas y, se aferrara a sus opiniones, a sus pautas históricas.
De modo, señor, que así están las cosas.
Miembro del auditorio: Señor, si se me permite decirlo, creo que nos ha convencido usted.
Krishnamurti: No les estoy convenciendo de nada.
Miembro del auditorio: Lo que quiero decir es que, una vez que realmente intentamos comprender esto y hacer algo en esa dirección, de algún modo parece faltarnos la energía necesaria... ¿Qué es lo que realmente nos retiene? Podemos ver que la casa se está quemando, pero aun así somos incapaces de hacer nada para detener el fuego.
Krishnamurti: Pensamos que la casa que se quema está allá, pero está aquí.
Primero tenemos que poner nuestra casa en orden, señor.
(1) . En abril, K ofreció nuevamente pláticas en el Felt Forum de Nueva York, después de lo cual fue orador invitado en la Sociedad Pacem in Terris y habló en el Dag Hammarskjöld Library Auditorium de las Naciones Unidas.
No dijo nada en esta ocasión que no hubiera dicho en ocasiones anteriores, aunque nunca se repetía exactamente en las mismas palabras (2) .
Cuando K llegó a Brockwood esa primavera, encontró que habían instalado en su habitación un reproductor de discos compactos, lo cual fue una gran alegría para él.
Beethoven era el compositor que escuchaba más a menudo y, en cercano segundo lugar, Mozart.
Pero la música india, especialmente el canto, le gustaba igual que la música clásica.
Después de la muerte de K, Scott Forbes me escribió: Por varios años yo había subido con frecuencia a su habitación [la de K] mientras él tomaba su desayuno, lo que hacía escuchando música.
Acostumbraba sentarse en la cama con una bandeja en su regazo, y sus pies danzaban suavemente, casi invisiblemente bajo las sabanas al compás de la música.
Y yo solía escuchar, o bien sólo una parte de lo que él escuchaba, o, en años posteriores, escuchaba con él la pieza completa.
Ello no tenía nada que ver con el hecho de que era un maravilloso equipo estéreo; más bien se trataba de una cualidad de escuchar que iba mis allá de lo que yo estaba habituado, la que parecía ocurrir con naturalidad precisamente cuando escuchaba la música junto con él.
(1) Los Alamos (folleto), Krishnamurti Foundation, England, 1985. (2) UN Secretarial News, 16 de mayo de 1984. y ESB, Nº 47. 1984.
El Chalet Tanneg, infortunadamente, se había vendido, de modo que ya no podía alquilarse para las reuniones de Saanen. En su lugar se alquiló un chalet en Schönried, justo en lo alto de Gstaad, el cual fue abierto para K, como Tanneg lo había sido siempre, por Vanda Scaravelli y Fosca.
A K estuvo lejos de gustarle tanto como Tanneg; continuó con sus habituales paseos vespertinos a través de un bosque hasta el río, pero ahora tenía que viajar en automóvil hasta Tanneg antes de empezar el paseo. Cada vez que llegaba al bosque, K solía preguntar en voz alta: «¿Podemos entrar?».
En septiembre de ese año, se encontraban en Brockwood para una asamblea internacional algunos de los síndicos de la India y de EE.UU.
Scott Forbes había encontrado un arquitecto mientras K estaba en EE.UU., el cual ahora no sólo había trazado los planos sino que había construido un modelo, puesto que K no podía entender los planos arquitectónicos.
Cuando K vio el modelo, le disgustó instantáneamente, dijo que parecía un motel.
Los síndicos estuvieron de acuerdo.
Antes que continuar con el mismo arquitecto, Scott decidió buscar otro.
Las especificaciones eran un reto para cualquier arquitecto que quisiera apartarse de la apariencia de un motel: veinte pequeños dormitorios, cada uno con su propia ducha y un salón, un comedor, una biblioteca, cuartos para el personal, una cocina y, lo más importante de todo, una sala «tranquila».
K había escrito: «Tiene que haber una sala donde uno vaya para estar tranquilo. Esa sala se usará solamente para eso...
Será como un horno que da calor a todo el lugar...
Si ustedes no tienen eso, el Centro se volverá un mero pasaje, con la gente yendo y viniendo, sólo trabajo y actividad.
K insistió en que todo el material que se usara para la construcción tenía que ser de primerísima calidad, quería para todo el más alto nivel de excelencia.
Después de intentar con distintos arquitectos, Scott Forbes supo acerca de Keith Critchlow al leer por casualidad un artículo que hablaba de él.
En Inglaterra no había ninguna construcción hecha por Critchlow, pero éste mostró a Scott fotografías de sus trabajos en el exterior, la mayoría de ellos para edificios religiosos.
En junio del año siguiente Critchlow fue invitado a Brockwood para que conociera a K, quien sintió inmediatamente que éste era el hombre indicado, más por su personalidad y su conversación que por sus diseños.
Aunque inglés y miembro del Real Colegio de Arte donde enseñaba, Critchlow no estaba habilitado para practicar su profesión en Inglaterra; por lo tanto, se contrato a la firma inglesa Triad para que avalara sus planos.
Una solicitud de autorización para los bocetos fue rechazada en febrero de 1985.
Cuando en marzo se apeló esta decisión, se encontró que la solicitud había sido defectuosa, de modo que se anularon tanto la solicitud como el rechazo.
Por lo tanto, se presentó otra solicitud en mayo, la que fue aceptada en agosto.
Pero no fue sino hasta el 26 de febrero de 1986 que se aprobó la solicitud detallada.
En el otoño de 1984, Mary Zimbalist tuvo que viajar de Brockwood a Roma por dos noches para visitar a una vieja criada italiana que había trabajado para ella en Malibú.
A su regreso, K le dijo: «Cuando usted está lejos, es mucho más difícil para mí.
Tiene que apresurarse a comprenderlo todo.
Yo puedo vivir otros diez años, pero usted tiene que comprender».
En esta época él solía decirle con frecuencia: «Usted tiene que sobrevivirme para cuidar de esta persona», refiriéndose a sí mismo de una manera completamente objetiva.
Él sentía ahora, naturalmente, una gran urgencia por acercar a personas jóvenes y educarlas para que llevaran adelante esto después de su muerte.
El 28 de octubre de 1984, K llegó con Mary Zimbalist a Delhi para alojarse por una semana con Pupul Jayakar.
Tres días después era asesinada Mrs. Gandhi, que vivía en la misma calle. Este horrible suceso afectó el resto de la permanencia de K en la India durante ese invierno, aunque no le impidió ofrecer sus habituales pláticas en Rajghat, Madrás y Bombay ni hablar todos los días a los maestros y estudiantes en el Valle de Rishi durante las tres semanas que estuvo allí.
Como era costumbre, en febrero de 1985 interrumpió en Brockwood, por cuatro días, su viaje de Bombay a Ojai.
Cuando siguió vuelo a Los Ángeles el 17 de febrero, sólo le quedaba un año de vida hasta el mismo día del año siguiente.
En marzo se hizo su examen clínico anual, esta vez a cargo de un nuevo médico joven, el Dr. Gary Deutsch de Santa Paula, a dieciséis millas de Ojai.
Este médico había sido recomendado por un amigo de Mary cuando el médico anterior de K en Los Ángeles le aconsejó que tuviera un profesional más cerca de Ojai.
K simpatizó inmediatamente con el Dr. Deutsch. Fue éste el médico que lo atendió en su enfermedad final.
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