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«Jamás podré realizar mi sueño»
Al principio Krishna vivió en París con dos teósofas y miembros de la Estrella, Madame Blech y su hermana; echando de menos a Lady Emily, alcanzó el nadir de su infelicidad y desilusión con respecto a su papel. El 4 de febrero le escribió a Lady Emily: «Jamás podré realizar mi sueño, cuanto más maravilloso es, más triste e inalcanzable.
Usted conoce mi sueño, madre, que es estar a su lado infinitamente. Pero soy un lusus naturae (un capricho de la naturaleza) y la naturaleza disfruta de su capricho mientras el capricho sufre».
Y diez días después escribía: «¡Oh, madre!, yo soy joven, ¿acaso deberé envejecer con el dolor como mi eterno campañero? Usted ha tenido su juventud y su felicidad y tiene aquello que Dios y el hombre pueden dar, un hogar».
Una de las primeras personas que Krishna vio en París fue Fabrizio Ruspoli. Ruspoli se había reincorporado a la Marina al estallar la guerra y ahora estaba en París como jefe de la Delegación Naval Italiana para la Conferencia de Paz. En una carta fechada el 11 de febrero, Krishna le decía a Lady Emily: Ruspoli y yo almorzamos en un pequeño restaurante. Hablamos largo tiempo. El está muy perturbado, igual que yo. Pobre viejo Ruspoli... A la edad de 42 años se siente desamparado, no cree en ninguna de las cosas que C.W.L. [Leadbeater] o Mrs. Besant han dicho... No sabe qué hacer, carece de ambición. De hecho estarnos ambos en el mismo infortunado bote... Él piensa y siente todo lo que yo siento pero, como él dice, ¿qué se puede hacer? Ambos nos sentirnos desdichados.
Pero pronto la vida de Krishna iba a ser alegrada por una familia llamada de Manziarly, que vivía cerca de los Blech. Madame, de Manziarly, rusa casada con un francés, era una mujer pequeña, bella y muy vital que tenía tres hijas y un hijo, a los que había convertido en miembros infantiles de la Orden de la Estrella. Sólo las dos niñas más jóvenes, Marcelle y Yolande (conocidas como Mar y Yo), de 19 y 15 años respectivamente, se encontraban por esa época en París. Mar, una excelente pianista y compositora, se convirtió en la amiga especial de Krishna. Madame le daba lecciones de francés, y lo llevó a ver exposiciones de pintura, la Comedia Francesa y el Ballet Ruso, pero él prefería mucho más ir a excursiones campestres con las niñas, que lo trataban de una manera entre traviesa y reverente. Sin embargo, quedó confundido al descubrir que esta familia y los amigos de la misma se sentían «inspirados» por él, que él era para ellos «una llama viviente».
Como le confió a Lady Emily, ellos deseaban ver a los Maestros, mientras que «a mí, como usted sabe, no me importan un comino». No obstante, tuvo realmente una experiencia mística que relató a Lady Emily: Súbitamente, mientras ella [Madame de Manziarly] estaba hablando, me torné inconsciente de ella, de la habitación, de todas las cosas. Fue como si me hubiera desmayado por un segundo, y olvidé lo que había estado diciendo y, le pedí a ella que me lo repitiera. Es algo absolutamente indescriptible, madre. Sentí como si mi mente y mi alma me hubieran abandonado por un segundo y me sentí muy raro, se lo aseguro. Mme. de M. me estuvo mirando todo el tiempo y dije que me había sentido muy extraño, y agregué: «¡Oh!, hace mucho calor en la habitación. ¿Verdad?» Porque no quería que ella pensara que estaba «inspirado o cualquier cosa por el estilo, pero, a pesar de todo, me sentí realmente inspirado y muy extraño... Tuve que levantarme y permanecer así por un momento para ordenar mis ideas. Le aseguro, madre, que fue algo muy extraño, sumamente extraño. Absolutamente entre nosotros, en el lenguaje teosófico, había alguien allí, pero no se lo dije a ella.
En febrero de 1920, Nitya visitó a Krishna en París, y él y Madame de Manziarly se encariñaron el uno con el otro. Nitya sentía que al fin tenía a alguien que lo quería por él mismo y no como el hermano de Krishna. El esposo de Madame de Manziarly murió en febrero, después de lo cual ella pudo consagrarse enteramente a Krishna, quien ahora estaba viviendo solo en una pequeña buhardilla. En julio, Krishna fue por dos meses con la familia Manziarly a Amphion, en el lago de Ginebra, donde habían alquilado una casa. Mientras estuvieron allí, les leía en voz alta a las niñas El Camino de la Virtud del Buda, que despertaba en él algo de su antigua fe. La parte que más lo conmovía era: «Vencedor de todo y conociéndolo todo, aquí estoy, sin apegos, incorrupto, sin trabas, totalmente liberado por haber destruido el deseo. ¿A quién llamaré Maestro? Yo mismo encontré el camino».
Estos días en Amphion fueron probablemente las vacaciones normales más dichosas que Krishna haya tenido jamás. Lamentaba que Lady Emily no pudiera estar ahí. «Cómo gozaría usted todo el lado infantil y alegre de esto», escribió. Le habría gustado particularmente que ella hubiera podido acompañara en una expedición a Chamonix. «Esas montañas se veían tan serenas y majestuosas... Anhelaba que usted viera lo que para mí es la manifestación de Dios mismo».
Este era su primer contacto directo con las montañas, por las que ya nunca perdió su amor y reverencia. Krishna se enteró por esta época de que Raja estaba nuevamente en Inglaterra y que había traído con él, para que asistiera a Cambridge, a un antiguo discípulo de Leadbeater, Rajagopalacharyia (Rajagopal), un joven de veinte años de quien se decía que en una vida anterior había sido St. Bernard y que tenía un futuro maravilloso.
Krishna suponía, corno le dijo a Lady Emily, que ahora que Raja estaba ahí, todas las vidas pasadas y los pasos ocultos en el Sendero volverían a empezar otra vez. Le habían dicho que Raja quería poner en marcha alguna clase de ceremonial en la Sociedad Teosófica. «Voy a escribir a Raja y le diré que mientras no use su maldita ceremonia en la Estrella, me da todo igual. Supongo que él cree en lo que Lady D [De La Warr] dice acerca de nosotros y de nuestras obligaciones... Si él me hubiera dicho que ellos han gastado tanto en mi «educación» (?) y que yo debo devolverlo mediante ‘servicios’ a la S.T. [Sociedad Teosófica], yo le hubiera respondido entonces que nunca le pedí que me sacara fuera de la India, etc. De cualquier manera, está todo podrido y yo estoy harto de eso». Quedó más alterado aún cuando Raja le envió una copia adelantada de El Discípulo, un nuevo periódico impreso por la Sección Esotérica de la Sociedad Teosófica. Le escribió a Lady Emily: Se me ponen los pelos de punta... Como usted sabe, yo realmente creo en los Maestros, etc., y no quiero que eso sea puesto en ridículo... el Discípulo es tan condenadamente mezquino y sucio... Como puede usted imaginarse, me encuentro en la más rebelde disposición de ánimo y, personalmente, no quiero pertenecer a nada de lo que pueda avergonzarme... si [subrayado cuatro veces] he de ocupar una posición de liderazgo en la S.T., será por lo que soy y no por lo que otras personas piensen de mí o porque hayan creado una posición para mí. Pero Krishna no mostró nada de esa rebeldía a Mrs. Besant; solamente la devoción que jamás dejó de sentir por ella. Al escribirle en septiembre con motivo de su 73º cumpleaños, le expresó esto con todo su corazón. También le dijo que ahora que podía leer y entender fácilmente el francés, tenía el propósito de asistir a la Sorbonne para estudiar filosofía. A fines de septiembre, Krishna y Nitya volvieron a reunirse por una semana en Adelphi.
Krishna había visto con frecuencia a Raja y conoció a Rajagopal, quien le impresionó como «un muchacho muy agradable». Durante esos días en Londres, antes de su regreso a París en septiembre, se reavivó su interés por la Orden de la Estrella, evidentemente debido a la influencia de Raja, por lo cual asumió la tarea de escribir mensualmente las notas editoriales para El Heraldo, que Lady Emily seguía editando. Estas notas implicaban una gran tensión para él y llegaron a espantarle cada vez más, pero significaron una gran diferencia en la venta de la revista, que estaba en dificultades financieras. Krishna mismo escribió pidiendo donaciones, y afluyó dinero suficiente para continuar publicándola. Cuando Robert, el hijo de Lady Emily que ahora era un periodista profesional, tornó a su cargo la edición, la revista empezó a dejar ganancias. De regreso en París, Krishna asistió a la Sorbonne y también, por consejo de Lady Emily, tornó lecciones de alocución, al finalizar el mes, habló voluntariamente en una reunión de la Sociedad Teosófica. Relató que «temblaba de los nervios» antes de empezar, pero que una vez en el estrado estuvo «tan sereno como un orador experimentado... la gente aplaudía y todos tenían la sonrisa pintada en sus rostros... Ahora voy a hablar cuando guste y me alegro de que algún día tenga que hacerlo». Este fue un paso importante en su desarrollo. En enero de 1921, Krishna le escribió a Mrs. Besant diciéndole que su francés estaba floreciendo» y que había tornado lecciones de sánscrito, el cual «será útil en la India», y agregaba que «mi único deseo en la vida es trabajar para usted y la teosofía. Conseguiré mi propósito. Quiero ir a la India, como Raja se lo habrá dicho, y desempeñar mi parte en el trabajo». Sin embargo, jamás aprendió el sánscrito y, con dificultad, permaneció por algún tiempo en la Sorbonne. A principios de febrero cayó muy malamente enfermo de bronquitis, y Madame de Manziarly hizo que se mudara del hotelito barato en que estaba alojándose, a su propio apartamento en la Rue Marbeuf, donde ella y las muchachas se encargaron de cuidarlo. Al mismo tiempo, en Londres Nitya caía enfermo de una virulenta forma de varicela. Cuando los dos hermanos mejoraron, fueron solos a Antibes por tres semanas a fin de recuperarse. Allí Krishna tuvo tiempo de mirar seriamente dentro de sí mismo, como le escribió a Lady Emily en marzo: He estado pensando mucho en la Orden y en la S.T. [Sociedad Teosófica]. Mais surtout de moi-même [Pero sobre todo en mí mismo]. Tengo que encontrarme a mí mismo y sólo entonces podré ayudar a otros. De hecho, debo hacer que el Viejo Caballero [expresión de Ruspoli para designar al ego o Yo superior] descienda y asuma alguna responsabilidad. El cuerpo y la mente no son suficientemente espirituales y debo ahora despertarlos para que sean «su» morada. Si he de ayudar debo tener simpatía, comprensión completa y, sobre todo, infinito amor. Estoy empleando frases muy gastadas, pero para mí son nuevas.
Como Krishna estaba todavía lejos de sentirse bien cuando regresó a París, Madame de Manziarly lo llevó a ver a un viejo amigo de ella, un «naturista» llamado Dr. Paul Carton, quien lo puso bajo una dieta estricta que Krishna siguió a conciencia. Aunque jamás dejó de ser vegetariano y nunca tocó el alcohol, el té o el café, durante toda su vida Krishnamurti continuó intentando dietas nuevas sin atenerse a ninguna de ellas por mucho tiempo. En la vejez, tenía casi una farmacia llena de vitaminas y otros remedios y píldoras. Un gran cambio llegó ahora a la vida de los dos hermanos. En mayo se descubrió que Nitya tenía una mancha en el pulmón. Apenas Krishna se enteró de esto, lo llamó a París para que lo tratara el Dr. Carton, quien sostenía que la única manera de curarlo era tratándolo como si estuviera en las últimas etapas de la tuberculosis: en consecuencia, Madame de Manziarly lo llevó para un descanso completo a Boissy-St-Leger, cerca de París, donde se puso una casa a disposición de ellos. Esto fue el fin para toda idea de que pudiera convertirse en un abogado. En julio, Mrs. Besant viajó a París para una Convención Anual Teosófica, que fue seguida por el primer Congreso de la Orden de la Estrella de Oriente, al cual se le permitió asistir a Nitya. La Orden tenía ahora 30.000 miembros, de los cuales 2.000 asistieron al Congreso. Mrs. Besant y Krishna inauguraron juntos el Congreso, haciéndolo en francés, después de lo cual Krishna tomó todo en sus propias manos. Mrs. Besant y Nitya quedaron ambos sorprendidos y contentos por la manera magistral en que condujo las cosas. Mrs. Besant escribió en la edición de septiembre del Theosophist que «él asombró a todos los presentes por su comprensión de las cuestiones que se consideraron, por su firmeza en el control de las discusiones... pero lo más importante en lo que a él concierne, fue su intensa convicción de la realidad y omnipotencia del Dios Oculto en todos los seres humanos y de los inevitables resultados que, para él, tenía la presencia de esa Divinidad». Los hermanos pasaron el mes de agosto con Madame de Manziarly, Mar y Yo en Boissy-St-Leger, donde Lady Emily, mi hermana Betty y yo, ahora de quince y trece años respectivamente, nos reunimos con ellos en otra casa. Rajagopal también fue de la partida alojándose con nosotros, así como Jonh Cordes, quien había supervisado los ejercicios físicos de Krishna en Adyar. Nitya, que seguía con fiebre alta, llevaba la vida de un inválido, mientras que el resto de nosotros jugábamos «rounders» todas las tardes y, por las noches, entre alaridos de risa organizábamos en nuestro jardín juegos infantiles corno «la gallinita ciega» y las «estatuas». Krishna ponía el alma en estos juegos como si no le importara ninguna otra cosa. Habiendo sido privado de todo juego semejante en su juventud, era como si ahora nunca pudiese tener bastante de ello. Antes del regreso de Mrs. Besant a la India, se decidió que Krishna y Nitya fueran allá ese invierno a reunirse con ella para que Krishna comenzara su misión. Pero hacia septiembre Nitya empeoró aún más, de modo que, acompañado por Cordes, Krishna lo llevó a Villars, en los Alpes suizos. A mediados de ese mismo mes, dejando a Nitya en Villars con Cordes, Krishna fue a alojarse con el Barón van Pallandt, que quería ceder a Krishna su hermosa y, antigua mansión ancestral del siglo XVIII, el Castillo de Eerde, cerca de Deventer, Holanda, con sus 5.000 acres de terreno. En camino hacia allá, Krishna se detuvo en Amsterdam, donde conoció a una atractiva muchacha norteamericana de diecisiete años, Helen Knothe, que se hospedaba con su tía, una teósofa holandesa, y estudiaba el violín. Krishna se enamoró por primera vez en su vida. Poco después del regreso de Krishna a Villars, se decidió que, si la salud de Nitya lo permitía, los hermanos debían embarcarse en Marsella hacia Bombay el 19 de noviembre. En verdad, la salud de Nitya había mejorado mucho, y hacia fines de octubre Madame de Manziarly lo acompañó a Leysin para consultar a un conocido especialista, el Dr. Rollier; éste, desafortunadamente, diagnosticó que Nitya estaba lo bastante bien como para ir a la India. Mientras tanto Krishna, después de pasar quince días en Londres despidiéndose de algunas personas, viajó a Holanda por una semana para asistir a una Convención Teosófica y de la Orden de la Estrella. Allí volvió a encontrarse con Helen Knothe y se enamoró de ella más profundamente aún. Desde París, en vísperas de su partida para Marsella, escribió a Lady Emily: Me siento muy desdichado al dejar a usted y a Helen por un largo tiempo. Estoy perdidamente enamorado y es un gran sacrificio de mi parte, pero nada más puede hacerse. Siento como si tuviera una horrible herida dentro de mí... Creo, lo sé, que ella también lo ha sentido, pero que otra cosa hay que pueda hacerse... No imagina usted cómo me siento. Nunca me di cuenta de todo esto antes y de lo que significa... «Basta de inútiles deseos. Cómo roban el tiempo». ¡Qué ser tan desdichado es uno! Que Dios la bendiga.
Los hermanos fueron espléndidamente recibidos cuando llegaron a Bombay y Adyar. En Adyar, Mrs. Besant había construido para ellos su propia habitación con una galería en la parte superior de la casa, la cual estaba conectada con el edificio de la Sede Central donde ella misma vivía, desde allí tenían la mejor vista de Adyar, sobre el río en su confluencia con el mar. Ambos consideraban a Adyar el lugar más hermoso que jamás hubieran visto. Krishna disfrutaba particularmente la belleza de sus paseos hacia el mar, en el atardecer, a través de los bosquecillos de palmeras. Habían cambiado sus ropas por vestimentas indias tan pronto llegaron a Bombay. (Krishna habría de usar siempre ropas indias en la India y ropas occidentales en Occidente, deseando aparecer lo más discreto posible. Pero a veces, durante las noches, en Europa solía vestirse a la usanza india). Poco después de su arribo a Adyar, los hermanos fueron a visitar a su padre que vivía en Madrás, prosternándose, y tocando los pies de él con la frente, como dos buenos hijos indios. El anciano quedó tan complacido al verlos, que las lágrimas le impidieron hablar (1) . Los hermanos permanecieron en la India tan sólo tres meses y medio, durante los cuales viajaron con Mrs. Besant a distintas partes del país y Krishna pronunció una de las conferencias en la Convención de Benarés. (Ni entonces ni en ningún otro período de su vida, utilizó notas para sus pláticas). En Benarés volvió a encontrarse con George Arundale, quien recientemente se había casado con una hermosa muchacha de dieciséis años, Rukmini Devi, casamiento que causó un gran alboroto. En Adyar, Krishna ofreció también una plática sobre «El próximo Instructor», la cual predice exactamente el futuro: «El no va a predicar lo que nosotros deseamos ni va a alimentar nuestros sentimientos del modo en que a todos nos gusta, sino que, al contrario, va a despertarnos nos guste o no» (2) .
Krishna no vio mucho a Mrs. Besant en Adyar, porque ella iba todos los días a las oficinas del New India, el diario que estaba editando en Madrás desde 1915. Desdichado y añorando a Helen, Krishna se angustiaba al encontrar en Adyar tantas facciones celosas las unas de las otras. Organizaba todos los días reuniones sociales de té en su habitación, tratando de poner en armonía a la gente, de «deshacer sus camarillas». «Todos están muy ansiosos de verme, de conversar conmigo y de seguir mi consejo», le escribió a Lady Emily, «sólo Dios sabe por qué. Yo no. No, madre, no tema, no me convertiré en un presuntuoso». Casi al mismo tiempo que los hermanos llegaban a la India, se había decidido que deberían continuar a Sydney -donde Leadbeater seguía viviendo como jefe de una comunidad- a fin de asistir a la Convención Teosófica en abril de 1922.
El calor húmedo de Colombo, desde donde se embarcaron con Raja en marzo, desencadenó otra vez la tos de Nitya, quien se sintió muy mal durante el viaje. En Freemantle, Krishna recibió un telegrama desde Perth que decía: «Los hermanos de la Estrella les dan la bienvenida». Le escribió a Lady Emily: «Tuve un escalofrío en la columna vertebral, aquí hay gente esperando para darme la bienvenida, ¿ha oído usted alguna vez algo semejante?... darme la bienvenida... y yo deseando estar en cualquier parte menos aquí... y será así durante toda mi vida. ¡Oh, Señor!, ¿qué he hecho?... oh, cómo me disgusta todo esto». Sin embargo, en sus notas editoriales de julio para el Herald, el dio una descripción tan lírica de la belleza del viaje de Adelaide a Perth y de la excitación por estar en un nuevo país, que nadie hubiera podido tener un indicio de sus verdaderos sentimientos.
En Perth, Krishna tuvo que pasar por la «tortura» de hablar dos veces en público. «Yo nunca tuve el deseo de hablar y toda la gente estaba muy complacida y agradeciéndome por lo que dije. Usted no sabe cómo aborrezco todo esto, toda la gente que viene a recibirnos, las reuniones y la tontería devocional. Todo ello va contra mi naturaleza y no soy apto para este trabajo». «Las personas de la S.T.» no le interesaban, escribió, él no sentía que perteneciera a su círculo: pero, fuera de él, era un «chiflado en grado superlativo». Leadbeater los recibió en el muelle de Sydney y pareció tan complacido de verlos como ellos lo estaban al verle después de casi diez años. «Es realmente un viejo maravilloso», le escribió Nitya a Ruspoli. «No ha cambiado absolutamente nada, excepto que se ha vuelto más moderado... tal como en Adyar, lo da todo por sentado, jamás un problema de duda, jamás una pregunta para que alguna otra persona pueda dudar». Sin embargo, había una gran diferencia, puesto que ahora era obispo de la Iglesia Católica Liberal, una rama colateral de la antigua Iglesia Católica o Iglesia Jansenista, que reclamaba la sucesión apostólica. Vestía una larga sotana roja, llevaba una cruz pectoral y un anillo de obispo y pasaba la mayor parte del tiempo conduciendo servicios religiosos que Krishna deploraba. Por cortesía asistió a uno de ellos y casi se desmayó de aburrimiento. Nitya fue a ver a un médico en Sydney, quien descubrió mediante rayos X que no sólo su pulmón izquierdo estaba enfermo, sino que ahora también el pulmón derecho se hallaba afectado. Se le aconsejó que regresara a Suiza inmediatamente para tratarse. Como hacía demasiado calor para viajar vía India, los hermanos decidieron hacerlo vía San Francisco e interrumpir el viaje en el Valle de Ojai. Con ellos viajaría Mr. A.P. Warrington, Secretario General de la Sociedad Teosófica en Norteamérica, quien se encontraba en Sydney para la Convención. Mr. Warrington tenía una amiga teósofa, Mrs. Mary Gray, quien estaba dispuesta a prestarles una casita de campo por tres o cuatro meses. El valle, cerca de Santa Bárbara a 1500 pies arriba, tenía fama de poseer un clima excelente para los tísicos. Antes de dejar Sydney, Krishna recibió «retransmitido» por Leadbeater, un mensaje del Maestro Kuthumi que copió y envió a Lady Emily: En ti, también, tenemos las más grandes esperanzas. Estabiliza y amplía tu ser, y lucha más y más por poner la mente y el cerebro al servicio del verdadero Yo interno. Sé tolerante con las divergencias de métodos y puntos de vista, porque cada cual tiene generalmente un fragmento de la verdad oculto en alguna parte dentro de sí mismo, aunque a menudo (1) Narianiah murió en febrero de 1924. Su hijo mayor, Sivaram, se había recibido de médico y falleció en 1952, dejando cuatro hijos y cuatro hijas. El hermano más joven de Krishna, Sadanand, vivió con Sivaram hasta su muerte en 1948. Con la edad mental de un niño, era muy festivo, disfrutaba de los juegos y fue muy querido por sus sobrinos y sobrinas. (Información suministrada por el hijo mayor de Sivaram, Giddu Narayam). (2) Herald, junio de 1922. este se halle distorsionado más allá de todo reconocimiento. Busca el más minúsculo destello de luz entre la oscuridad estigia de cada mente ignorante, pues al reconocerlo y alentarlo podrás ayudar a un hermano menor. Krishna comentó: «¡Era justamente lo que yo necesitaba, pues tengo propensión a ser intolerante y a descuidar al hermano!» Krishna y Nitya estaban ambos encantadas con California. Después de que les mostraron la Universidad de Berkeley, Krishna escribió a Lady Emily: No podía encontrarse allí esa arrogancia de clase y de color... Me sentía tan conmovido que quería llevarme la belleza física del lugar conmigo a la India, para los indios que sólo saben crear la propia atmósfera escolástica. Aquí no había esta atmósfera, ellos no se sienten tan conscientes de su dignidad como nosotros, los indios... Oh, poder trasplantar una universidad así a la India, con nuestros profesores para quieres la religión es tan importante, si no más importante aún, que la educación. Los hermanos estaban solos en Ojai, donde llegaron el 6 de julio, viviendo en una pequeña cabaña de pino. Se hallaba en el extremo más distante y oriental del valle, rodeada por huertos de naranjos y aguacates. Una mujer venía a prepararles el desayuno y el almuerzo, pero ellos se volvieron muy diestros en cocinar su propia cena consistente en huevos revueltos y patatas fritas, aunque Heinz «resultaba muy útil». Mr. Warrington vivía en otra cabaña contigua. Todo fue bien por las primeras semanas: iban en auto a las montañas y se bañaban en el arroyo que corría hacia el desfiladero, disfrutando plenamente de la libertad sin restricciones que nunca antes habían experimentado. Entonces Nitya comenzó a tener fiebre y una tos muy fea. Krishna se sentía nervioso por estar a solas con él, especialmente cuando Nitya se volvía muy irritable si él procuraba que descansará. Pareció providencial que una amiga que se alojaba con la anfitriona de ellos, Mrs. Gray, entrara en sus vidas. Se trataba de Rosalind Williams, una hermosa muchacha rubia de diecinueve años, aparentemente una enfermera nata. Ambos se prendaron inmediatamente de ella. «Ella es muy alegre, jovial y mantiene a Nitya de buen humor, lo que es esencial», le decía Krishna a Lady Emily. «Su hermana es S.T. [teósofa], de modo que lo sabe todo al respecto y, a pesar de eso, es muy agradable». Rosalind obtuvo el consentimiento de su madre para permanecer con Mrs. Gray a fin de cuidar a Nitya. Desde el principio quedó entendido que ella era amiga de Nitya antes que de Krishna.
Krishna seguía escribiendo cartas de amor a Helen Knothe.
Muchas personas habían urgido a Nitya para que se tratara con una máquina inventada por el Dr. Albert Abrams, la cual, según afirmaba el Dr. Abrams, era capaz de diagnosticar y curar numerosas enfermedades (incluida la tuberculosis) partiendo de unas cuantas gotas de sangre. Los hermanos decidieron intentar este método y se enviaron a un discípulo del Dr. Abrams en Los Ángeles, gotas de la sangre de Nitya recogidas en un papel secante, sin añadir al nombre ninguna otra información. Dos días después se recibió el dictamen: TB en el pulmón izquierdo, riñones y bazo. Mrs. Warrington hizo arreglos para alquilar una de las raras máquinas (una caja negra llamada «Oscilloclast»), y Nitya se sentaba durante varias horas al día con placas conectadas por cables eléctricos que se aplicaban en las partes afectadas, mientras que Krishna le leía a O’Henry y el Nuevo Testamento. El contenido de la caja era un secreto muy bien guardado. La máquina hacía un fuerte ruido como de reloj, pero no transmitía ninguna sensación en absoluto.
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