NO SE TRATA DE COMPRENDER A KRISHNAMURTI
No es cuestión de comprenderme. ¿Por qué debería usted comprenderme? La verdad no es mía, para que usted deba comprenderme. Ustedes encuentran mis palabras difíciles de comprender porque sus mentes están sofocadas por las ideas. Lo que yo digo es muy simple. No es para unos pocos elegidos, es para todos los que traten de entender.
Yo digo que si se liberaran de las ideas, de las creencias, de todas las seguridades que los hombres han construido en el curso de los siglos, entonces comprenderían. Sólo pueden liberarse cuestionando, y pueden cuestionar sólo cuando se hallan en estado de rebelión, no cuando están estancados en ideas satisfactorias. Cuando sus mentes están sofocadas por creencias, cuando están cargadas con el conocimiento adquirido de los libros, es imposible que comprendan la vida. Así que no es una cuestión de comprenderme.
Por favor, digo sin presunción alguna que he encontrado un modo; no un método que ustedes pueden practicar, no un sistema que se convierte en una jaula, en una prisión. He realizado a Dios, la verdad o el nombre que quieran darle. Digo que existe esa eterna realidad viviente, pero no puede ser realizada mientras la mente y el corazón se hallan cargados, mutilados con la idea del “yo”. En tanto exista esa conciencia de sí mismo, esa limitación, no puede haber realización de lo total, de la totalidad de la vida.
El “yo” existe mientras hay valores falsos, valores falsos que hemos heredado o que diligentemente hemos creado en nuestra búsqueda de seguridad, o que hemos establecido como la autoridad en nuestra búsqueda de consuelo. Los valores genuinos, los valores vivientes, pueden ustedes descubrirlos tan sólo cuando sufren, cuando están grandemente descontentos. Los encontrarán si están dispuestos a librarse de correr tras la ganancia. Pero muy pocos de nosotros queremos librarnos de eso; deseamos conservar lo que hemos ganado, ya sea en virtud o en conocimientos o en posesiones; deseamos conservar todas estas cosas. Así cargados tratamos de afrontar la vida, y de aquí la absoluta imposibilidad de comprenderla íntegramente.
Por lo tanto, la dificultad radica no en comprenderme, sino en comprender la vida misma; y esa dificultad existirá en tanto nuestras mentes estén cargadas con esta conciencia que llamamos el “yo”. No puedo entregarle los valores genuinos. Si le hablara de ellos, usted haría de eso un sistema y lo imitaría, estableciendo así nada más que otra serie de valores falsos. Pero podrá descubrir los valores genuinos por sí mismo cuando llegue a ser verdaderamente un individuo, cuando deje de ser una máquina. Y uno puede librarse de esta máquina aniquiladora, de esta máquina de los valores falsos, sólo cuando se halla en un intenso estado de rebelión.
Jiddu Krishnamurti
El arte de escuchar
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